Japón tiene el reto de incrementar al doble el contenido nacional en sus automotrices instaladas en México, de un porcentaje de 25 a 50%, para lo cual se espera la llegada de por lo menos 70 empresas niponas de componentes durante este año.
Tadashi Minemura, director general de JETRO-México, dijo que resulta indispensable que las empresas suban el contenido nacional, no de Norteamérica, sino de México, en la manufactura automotriz para poder aprovechar al máximo la red de tratados comerciales y con ello lograr mayor competitividad.
“Brasil es un país muy proteccionista y el contenido local es de casi 50%, pero México es un país muy libre y se puede importar desde cualquier parte del mundo, incluso Estados Unidos y Canadá. Pero empresas japonesas en México quieren tener más competitividad por el costo”.
En conferencia de prensa, el representante japonés sostuvo que la propuesta de Estados Unidos sobre regla de origen automotriz “preocupa” por la imposición de un alto contenido de acero de la región en la fabricación de autopartes, porque las niponas importan el insumo de Japón aprovechando el acuerdo comercial México-Japón.
Tadashi Minemura comentó que, de ser modificadas las reglas de origen en Norteamérica, bajo las demandas estadounidenses, la industria japonesa en México tardaría por lo menos cinco años en ajustarse a la exigencia.
La próxima semana Japón y España realizarán un encuentro Automotriz en el Bajío del país, a fin de fortalecer la red de proveedores de partes y componentes del mercado automotriz, a través del desarrollo de Tier 1 y 2.
En los últimos cinco años, la industria automotriz en Guanajuato ha representado un gran dinamismo en el crecimiento y desarrollo económico de la entidad, con 240 proyectos, cuya inversión supera los 12,969 millones de dólares.
En el clúster del Bajío de México se encuentran las ensambladoras Nissan, Honda, Toyota y Mazda, que han atraído un gran número de proveedores a su alrededor.
Joana Torrents, directora de la Cámara Española de Comercio, afirmó que en México se encuentran instaladas empresas que cumplen con calidad que las armadoras automotrices buscan para el desarrollo de sus vehículos. “Nuestra función es promover e incentivar la relación entre las ensambladoras y las Tier 1 y 2 españolas establecidas en el país”, precisó.
Entre las empresas españolas instaladas en México para el sector automotriz se encuentran: Grupo Antolin, Irizar, Gestamp, Corporación Mondragón, Ficosa y Zanini, las cuales son proveedoras de automotrices japonesas.
HAY QUE NEGOCIAR SIN PRISAS, DICE
Propuesta automotriz de EU ve al pasado: De la Calle
La propuesta de Estados Unidos sobre reglas de origen del sector automotriz no sólo es “demasiado restrictiva”, sino tradicional, al buscar la protección de un ensamble del pasado, que podría condenar a Norteamérica para perder la oportunidad de fabricar un vehículo del futuro que integre mayor tecnología y que en poco tiempo resultaría una “computadora con ruedas”, sostuvo Luis de la Calle, exnegociador del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“La regla de origen estadounidense ve al pasado, los coches del futuro no serán de combustión interna, sino electrónicos, ya no eléctricos, serán computadoras con ruedas, y de esos autos los queremos hacer en Norteamérica y poner los estándares para influir el futuro y no proteger autos del pasado”, aseveró el también director de Consultoría De la Calle, Madrazo-Mancera.
Entrevistado en el marco del Foro True Economic Talks, que organizó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), el especialista en comercio internacional opinó que a Estados Unidos no se le ha visto intención de flexibilizar en los temas álgidos para concretar la modernización del TLCAN, en donde reglas de origen es uno de ellos, además de la cláusula sunset y los capítulos 11, 19 y 20 del acuerdo comercial.
Para el exnegociador del TLCAN se requiere modificar las reglas de origen en materia automotriz, puesto que las existentes ya no son funcionales, aunque para cambiar la estrategia de operar, México requiere certeza de que serán justas.
Fuente: El Economista.